Torrego: “Hay que crear los requisitos necesarios para que el acoso escolar se ataje antes de que se produzca”

Juan Carlos Torrego, profesor de la Universidad de Alcalá 

1. Hay quien defiende que hay que elegir entre calidad y equidad en la educación, entre excelencia o atención a la diversidad. ¿Usted qué piensa?

Ante esta dicotomía, siempre me planteo que hay una tercera posibilidad. La equidad y la calidad son dos elementos básicos para el buen funcionamiento del sistema educativo. En ocasiones, una determinada comunidad se apropia de un término, lo redefine según su interés particular y lo convierte en un arma arrojadiza para generar confrontación de modelos desde una perspectiva partidista, cuando, en realidad, en este caso, hablamos de dos conceptos que bien entendidos son necesarios y hasta complementarios. ¿Quién diría “no” a la calidad o a la equidad?  O mejor dicho se podría entender una calidad sin equidad.

Para nosotros un buen modo de responder a ambos aspectos sería potenciar una educación inclusiva, en la medida que lleva implícito el objetivo promover la presencia, la participación y el aprendizaje de todos los estudiantes, incluidos aquellos vulnerables a los procesos de exclusión, aprendiendo de esa forma a vivir con la diferencia y a mejorar gracias a ella. Eso sí siendo el objetivo también pasar del lenguaje “políticamente correcto” de la inclusión, para aterrizar al discurso de la acción y de la práctica educativa.

2.  En todo caso, no se puede hablar de calidad de la educación si no se parte de un adecuado modelo de convivencia. ¿Está de acuerdo?

Esto está muy claro por parte de todos aquellos que, de un modo u otro, tenemos una responsabilidad, una ocupación o una preocupación en el ámbito educativo. De hecho, creo que la sensibilidad social relacionada con situaciones de maltrato o acoso, o los comportamientos antisociales en el ámbito escolar se han entendido como síntomas de que el sistema educativo no estaba funcionando. El resultado de todo ello es la necesidad de mantener un compromiso con una promoción de la convivencia positiva, dado que, además del componente ético que entraña este paradigma, todo el mundo coincide en que, sin él, es imposible que se produzca aprendizaje en un centro educativo. De hecho, si hay que poner el acento en tres aspectos de calidad por los cuales un padre, una madre escolarizaría a sus hijos en un centro, creo que estos son el plurilingüismo, las nuevas tecnologías como instrumento de acceso a la información y al conocimiento, y, por supuesto la calidad de la convivencia, que se aprecia en la existencia de proyectos de centro que incluyen iniciativas como los programas de alumnos ayudantes y mediadores, que garantizan la erradicación del maltrato desde sus primeros atisbos o, incluso, antes de su aparición.

El profesor Torrego, durante la entrevista.

3. Sin embargo, pese a que la convivencia escolar está directamente vinculada con la educación en valores, hay muchas personas que trazan una divisoria entre la propia educación en valores, que se recibe en el seno del hogar familiar, y la formación académica, que es cometido de la institución escolar. ¿Usted cree en esta división?

No, no creo en absoluto que se trate de compartimentos estancos. De hecho, antes que nada, una organización educativa es una organización moral, que, por su propia naturaleza, debe potenciar determinados valores. Y, obviamente, un proyecto de convivencia debe asentarse sobre aquellos valores que preserven y hasta enfaticen la dignidad y el respeto a la persona. A partir de esta base, es necesario profundizar en corresponsabilidad con la familia en solidaridad, cooperación y en el diálogo, en la resolución de conflictos, junto con la reparación (la justicia restaurativa), la reconciliación y la resolución de conflictos en profundidad.

4.  ¿Se tiene en cuenta la convivencia como criterio de calidad a la hora de diseñar los sistemas educativos contenidos en las leyes orgánicas de educación?

Bien, parece innegable que los Gobiernos han tenido sensibilidades distintas en temas de convivencia. Yo formo parte del Observatorio Nacional de la Convivencia y llevamos diez años sin reunirnos (ese dato es significativo). Sin embargo, es necesario puntualizar que, siendo importante que la convivencia se incorpore al articulado de las leyes, es aún más importante, mucho más importante, que esté presente en las condiciones de aplicación de las leyes, que, a su vez, se traduce en la posible creación de estructuras dentro de los centros que coordinen los proyectos de convivencia, en la posibilidad de contar con formación seria relacionada con la convivencia, en impulsar esos programas que hoy sabemos que son incuestionablemente útiles para la mejora de la gestión de la convivencia…Es ahí donde se producen, de verdad, los cambios.

3. Al hablar de convivencia escolar, se piensa en el alumnado disruptivo, en el objetor escolar o en situaciones de acoso, pero esa es una idea demasiado parcial de la convivencia escolar. ¿No le parece?

Sí, con demasiada frecuencia, proyectamos una mirada – por así decirlo – muy clínica, demasiado centrada en casos individuales que son, en realidad, el síntoma del problema. Y, desde luego, hay que abordar y solventar los casos individuales, pero eso no debe hacernos perder la perspectiva de conjunto. Para ello, el enfoque debe ser más proactivo: hay que crear la atmósfera y los requisitos necesarios para que el problema se ataje antes, incluso, de que se produzca, y, para ello, hay que implantar un modelo que contenga programas preventivos y, por supuesto, también paliativos.

El profesor Torrego, durante la entrevista.

4.  En los últimos años, se han producido avances importantes con programas como el de alumnado ayudante y mediador, o con enfoques como la interculturalidad, que supera el modelo compensatorio, o el de la escuela inclusiva, que va un paso más allá de la integración. ¿Cree que los avances en materia de investigación pedagógica repercuten en la mejora de la educación real, en el día a día de las aulas?

Creo, sinceramente, que hemos dado pasos importantes a la hora de explicar los nuevos planteamientos psicopedagógicos y organizativos y que su repercusión es creciente en las aulas de los centros de Educación. Y creo que se trata de auténticas conquistas sociales, pero, una vez más, pienso que los grandes logros no están en el discurso psicopedagógico, en los grandes planteamientos teóricos, sino que se encuentran en la práctica cotidiana, en lo que llega al alumnado, y, en ese punto, sinceramente, creo que aún nos queda un cierto tramo por recorrer, en un proceso de concreción que queda pendiente. Lo importante es que, después de veinte años de reflexión pedagógica, sabemos cuál es la dirección y el sentido por el que debemos orientarnos y lo que ahora corresponde es llevar a la práctica dentro de un enfoque sostenible y con recursos las nuevas propuestas que se evidencia que son verdaderamente útiles para la mejora de la convivencia en los centros educativos.

5. Probablemente, para avanzar en ese proceso de concreción, debamos contar con una autonomía, en el ejercicio de la docencia, que, a decir de muchos profesionales de la educación, no pasa de ser una mera declaración de intenciones…

Sin duda, es imposible educar de manera diferenciada, con atención personalizada, si no se cuenta con autonomía pedagógica, organizativa, de gestión de los centros. Sin embargo, autonomía no es sólo una declaración de intenciones política sino que equivale a dotar de recursos a los centros para la inserción y coordinación de programas de convivencia, y desde luego si no se cuenta con profesionales con la formación adecuada, no se puede avanzar en autonomía.

6. Sabemos que los proyectos fundados en el enfoque cooperativo mejoran la convivencia escolar, pero también las calificaciones. ¿Es el aprendizaje cooperativo un punto de intersección entre el plano axiológico y el académico de la educación?  

Pertenezco al grupo de investigación IMECA de la Universidad de Alcalá cuyo objetivo prioritario es la mejora y la inclusión educativa. En nuestros inicios la prioridad fue la gestión de la convivencia; sin embargo, enseguida nos dimos cuenta de que una de las mejores vías para conseguir el objetivo era entrar en el núcleo mismo de actividad de los centros, es decir, los procesos de enseñanza y aprendizaje y la organización escolar y funcionamiento que posibilitan el desarrollo de tales procesos. Y vimos que un planteamiento de resolución cooperativa de los conflictos tenía sentido y presentaba un alto grado de eficiencia, concluimos por ver que hay herramientas, dentro de esa misma filosofía, como es el aprendizaje cooperativo, orientadas más al plano didáctico. De este modo, el aprendizaje cooperativo viene a sumar sinergias en la mejora de la convivencia, y del aprendizaje, puesto que crea un marco en el que el alumnado aprende más y mejor. Por esa razón, en la Universidad de Alcalá se incluye una mención al aprendizaje cooperativo en la formación del profesorado y se oferta un posgrado sobre aprendizaje cooperativo en las aulas. Creemos que este es el camino del inmediato futuro.

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