Wonder: Cine y literatura como excusas para aprender, crear e investigar

Cuando Mercedes Ruiz Casas me propuso colaborar en el nuevo proyecto de Cero en Conducta, tuve muchas, muchas dudas. Los grupos con los que quería hacer la actividad eran tan heterogéneos que resultaba complejo llevar a cabo un proyecto de cierta entidad, lo que no haría fácil iniciar la travesía. Máxime cuando nos proponíamos la interacción con alumnado de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense. La cosa era seria.

La dificultad estribaba pues, en llevar al aula, no sólo el libro o la película Wonder, la propuesta inicial, sino intentar procesarlo, destilarlo, y recoger el espíritu del libro en la actividad, y hacer que los chicos fueran conscientes de su propia importancia y valía personal.

No nos fue posible asistir al estreno de la película, y el libro era demasiado largo para leerlo en el aula con tan sólo dos horas de clase semanales…  La idea, pues, era acercar el espíritu de Wonder, y hacer que esos grupos, diferentes y diversos, como la vida misma, se pusieran manos a la obra. Y lo hicimos, ¡vaya que sí!, y ¡la liamos parda! No podía ser de otra manera.

Los artífices de esta aventura.

El planteamiento era realizar una colaboración, propiciada por la conexión de profesorado en red, en la que se rompieran las barreras del aprendizaje, poniendo en marcha un proceso de motivación usando la metodología del ABP, y tratando de favorecer el empoderamiento individual y colectivo aprendiendo, a la par, Educación Plástica.

Centré la actividad en estos objetivos:

●             Desarrollar habilidades gráfico -plásticas: usar diferentes técnicas para realizar el aprendizaje de los contenidos curriculares del área

●             Habilidades para la vida: favorecer la resiliencia en el aula, y aprender cómo superar los obstáculos juntos, aprendiendo a comunicarse asertivamente.

●             Habilidades sociales: cómo trabajar en un grupo y ser responsables del resultado final aprendiendo a colaborar en equipo.

●             Habilidades de trabajo: llevar a cabo el compromiso de desarrollar una tarea, responsabilizarse de la labor propia, y favorecer la disciplina y el autocontrol.

●             Desarrollar habilidades tecnológicas aprendiendo a manejar sencillas herramientas TIC

La secuencia de actividades desarrolladas se articuló en dos fases:

Una primera en la que el trabajo era introspectivo, de autoanálisis, en el que se representaban a sí mismos, presentándose al mundo, con frases sencillas que sirvieran para dar una idea de lo que son, de sus gustos y aficiones, para darse a conocer a los estudiantes de Magisterio que luego verían sus trabajos para analizar los procesos intrínsecos al diseño y creación de una secuencia didáctica en el aula.

“¡Trabajemos el color y la proporción con un ejercicio de auto - observación!”, pensé,” y de paso poner en valor sus gustos y aficiones, aprendiendo a usar una sencilla herramientas TIC -Padlet-…”

¿Qué hicimos?. Realizamos auto-retratos usando témperas, y trabajando la proporción y el color, y después, aprendimos a usar un muro colaborativo online y completamos la descripción con unas frases explicativas del propio trabajo.

“Trabajemos el volumen, la proporción y el aprender a colaborar ¡¡a lo grande!!”, pensé, “y de paso empoderar al alumnado y aprender a usar otra sencilla herramienta TIC… -Drive-”

Así, la segunda y posterior actividad, mental y física, se proyecta hacia afuera, hacia el otro, con el objetivo de que se acercaran a los compañeros, establecieran vínculos y ese vínculo fuera, en parte, el motor que impulsara su trabajo.

Realizamos esculturas de tamaño natural en plástico, en las que el molde era el propio cuerpo. Una auténtica locura, sí, pero resultó, quizá precisamente por eso. Al trabajar con esa escala, poco habitual para ellos, y dada la técnica usada, era “obligado” colaborar, pues era inviable realizar las esculturas sin cooperar con los compañeros.

Ha sido fundamental la idea de formar equipo, y, no sin grandes esfuerzos logramos construir nuestras esculturas. Lo importante no fue, realmente, la consecución de los productos finales, pues la mayoría, como ellos mismos decían, eran “engendritos”, sino el proceso de realización, que propició que los chicos se fueran responsabilizando de su propio trabajo, divirtiéndose y aprendiendo todo a la vez...

Lo podéis ver todo en esta entrada del blog colaborativo https://bit.ly/2HYjyR6  

Tras este periplo, el alumnado universitario de la Facultad del Máster de Educación Especial en la asignatura de Intervención Psicológica en Trastornos de Aprendizaje y el del primer curso del Grado de Pedagogía, en la asignatura Psicología del Aprendizaje, y la profesora Mª Luisa Calatayud, han llevado a cabo una actividad en la que infieren los procesos de creación de los trabajos realizados por el alumnado de 2º ESO, extrapolando los objetivos de las actividades propuestas por mí, y reflexionando sobre los procesos de la evaluación.

Así mismo, crearon las rúbricas de evaluación precisas para las actividades, muy parecidas, de hecho, a las que yo había usado y que ellos desconocían, y sacando conclusiones que les servirán en el futuro como docentes, y que se recogen en el cuaderno de bitácora de la profesora: https://bit.ly/2JnkbCX

Ha sido una experiencia muy enriquecedora para todos.

 

Entrada previa
Grandes Corazones
Entrada siguiente
La formación en coaching recibida en Florencia que se pondrá en práctica en Cuenca