Las actuaciones de éxito en una Comunidad de Aprendizaje

En nuestra región son ya 10 centros los que estamos reconocidos como comunidades de aprendizaje CdA, y otros tantos en los que se llevan a cabo actuaciones de éxito. En la publicación del año pasado explicamos cómo nuestro centro, el CEIP Doctor Limón de Puertollano, se había transformado en una comunidad de aprendizaje.

Desde entonces trabajamos diferentes actuaciones de éxito avaladas por la comunidad internacional. Estas teorías resaltan el papel que cobran las interacciones y la participación de la comunidad, ambos como factores claves para el aprendizaje y mejora de la convivencia.  Explicaremos ahora en qué consisten los grupos interactivos y las tertulias literarias dialógicas, así como su aplicación en nuestras aulas para que sirvan de ejemplo a otros docentes que deseen usarlas en sus clases.

Los grupos interactivos. ¿Qué son?

Los grupos interactivos es una manera de organizar el aula, demostrada científicamente como una de las más favorecedoras para la mejora del aprendizaje y de la convivencia entre el alumnado. Por medio de los grupos interactivos garantizamos las interacciones entre los niños, al mismo tiempo que se aumenta el rendimiento de trabajo.

Uno de los aspectos más importantes es que se caracterizan por ser una medida organizativa inclusiva, tal y como viene recogido actualmente en el Decreto de inclusión de nuestra comunidad. El alumnado cuenta con otras ayudas aparte de la del profesor, como es la de  los compañeros y, así, evitamos cualquier tipo de segregación, exclusión o competitividad que se genera al etiquetar a ciertos niños como difíciles o lentos. Al contrario, todos tienen algo que aportar en su grupo, en una misma dinámica, lograremos acelerar los aprendizajes y fomentamos valores.

La inteligencia académica se desarrolla porque entre iguales se resuelven las dudas y se esfuerzan por explicárselas al compañero o compañera, acelerando así el aprendizaje. En muchas ocasiones la explicación dada por el propio compañero facilita su comprensión al utilizar unas expresiones y vocabulario más acorde a su edad e intereses. Además, se desarrollan valores y emociones sin hacer directamente talleres o actividades de educación emocional como tal, en los grupos interactivos todos se sienten acogidos y se desarrollan sentimientos como la amistad o empatía.

Como vemos, esta actuación de éxito no solo está encaminada a aprender lengua, matemáticas, ciencias…, sino que desarrolla al mismo tiempo y de manera óptima aspectos académicos y emocionales.

Para organizarlo el docente planifica la sesión preparando una actividad diferente para cada uno de los grupos. Dicha actividad es recomendable que no exceda de los 20 minutos y pueden ser de diferentes áreas. Si contamos con tres pequeños grupos tendríamos que preparar tres actividades diferentes. En nuestro colegio realizamos un grupo interactivo semanalmente y aprovechamos para repasar los contenidos vistos esa semana o bien para preparar algún examen. Dentro de esas actividades que programamos  intentamos que al menos una de ellas sea  más manipulativa o interactiva para que no todas las actividades sean fichas de trabajo. Para ello utilizamos juegos como el pasapalabra para repasar vocabulario, juegos con monedas, crucigramas, actividades en la red, juegos de memorización, cartas, dominó, etc.

Una vez decidido el día en el que se va a trabajar el grupo interactivo, el docente debe ponerse en contacto con un voluntario/a para cada uno de los grupos. En nuestro Colegio contamos con una lista de voluntarios organizados en días, para que directamente llamemos a las personas disponibles para ese día. Entre la lista de voluntarios contamos con antiguos profesores ya jubilados, padres, miembros de la asociación del secretariado gitano, abuelos, personas del centro de mayores, los párrocos y prácticos de la universidad, entre otros, ya que cualquier miembro de la comunidad es válido.

La función que tendrá el voluntario dentro del grupo será la de dinamizar el aprendizaje de igual a igual. No necesita saber los contenidos o las competencias que en ese momento se están aprendiendo, lo que si necesitan saber es dinamizar el aprendizaje garantizando que todos los niños y niñas del grupo trabajen, participen por igual, se ayuden entre ellos y no se copien. Además de que el vocabulario y el trato que empleen hacia los demás sea el adecuado. En este contexto son los alumnos y alumnas quienes hacen de maestros y ayudan y explican a los compañeros que no entienden o no saben realizar la actividad.

Así, el docente se convierte en gestor de la formación en el aula y decide el voluntariado que entra. Ramón Flecha nos señala que el aprendizaje de igual a igual dinamizado por un adulto es clave para generar el éxito educativo.

El alumnado estará organizado en grupos de 4 ó 5 niños lo más heterogéneos posibles, intentando mezclar en un mismo grupo escolares con diferentes ritmos de trabajo, capacidad, género, personalidad, con el fin de que cada uno aprenda del resto y facilitar el diálogo y las interacciones entre ellos a la hora de trabajar. Organizaremos a los voluntarios por grupos y en nuestro caso intentamos realizar la actividad en la hora que tenemos a la maestra especialista en pedagogía terapéutica con nosotros dentro del aula, para que pueda ir rotando con el alumnado con necesidades educativas especiales.

Una vez organizado al voluntariado el siguiente paso será repartir las tareas a cada uno de los grupos. Los alumnos y alumnas se encargarán de leer los enunciados garantizando que todos los miembros del grupo entiendan la tarea. Una vez pasados los 20 minutos de la actividad, se levantan de su silla y cambian a otro grupo y de persona dinamizadora. Así hasta que todos hayan pasado por todos los grupos. Mientras tanto, el profesor coordina, observa la clase, toma notas, evalúa, resuelve dudas y problemas de los grupos.

La corrección de la actividad la pueden realizar los miembros del grupo si han terminado antes del tiempo estipulado. En mi caso suelo dar una copia al voluntario con las respuestas para que compruebe los resultados mientras los alumnos debaten la solución. En otras ocasiones se las corrige el profesor o bien  se trabaja en la siguiente sesión de clase.

Las tertulias literarias dialógicas. ¿Qué son?

Se trata de una actividad grupal, con el conjunto de la clase, donde el alumnado dialoga, comenta y expresa sus emociones u opiniones a partir de la lectura de una obra clásica de la literatura universal.

Existen varios tipos de tertulias dialógicas: musicales, artísticas, pedagógicas, científicas, matemáticas y literarias. En este caso nos centraremos en la última, aunque la dinámica de trabajo es la misma para todas.

Para organizarlo se siguen varios pasos:

  1. Elegimos un libro. Proponemos al alumnado una serie de libros clásicos para que sean ellos mismos los que elijan el libro que desean leer o bien podemos aprovechar algún interés suscitado en clase que esté relacionado con alguno de los libros de la literatura clásica universal. Por ejemplo, si vamos a realizar una excursión a Campo de Criptana podríamos leer alguna adaptación de “El Quijote”.
  2. Seleccionamos las páginas que vamos a leer. Es importante destacar que no estamos obligados a leer el libro al completo, podríamos elegir fragmentos o algunos capítulos del mismo. En nuestro colegio, para iniciarnos en esta práctica de éxito, buscábamos pequeños fragmentos. Si decidimos leer el libro al completo, podríamos leer un capitulo por semana.
  3.  La lectura la hacemos en casa. Se puede realizar una lectura silenciosa o bien acompañados con algún miembro de nuestra familia.
  4. Subrayamos los párrafos, oraciones o palabras que nos han llamado la atención. Si no queremos que los libros se estropeen se pueden utilizar post-it o bien podemos anotarlo en nuestro cuaderno de lengua, escribiendo la parte que nos ha llamado la atención y anotando también la página del libro en donde aparece.
  5. El día que hagamos la tertulia en el aula nos sentamos en círculo para que todos podamos vernos las caras.
  6. Elegimos un moderador que se encargue de dar el turno de palabra. El moderador puede ser el docente o cuando los niños aprendan la dinámica podría hacer este papel el encargado del día.
  7. Para hablar pedimos el turno de palabra al moderador levantando la mano y esperando nuestro turno. El moderador nos dejará hablar según el orden en el que hayamos levantado la mano y priorizaremos la intervención de aquellos niños que menos hayan participado. Para evitar que algún alumno hable mientras otro compañero está interviniendo, en nuestra clase el moderador tiene una pelota pequeña que lanza a la persona que tiene que hablar y luego se la devuelve.
  8. Leemos lo que hemos subrayado en casa y nuestros compañeros opinan y comentan.

De esta manera vemos como el acto de leer, tal y como señala Freire, no va a ser un acto mecánico y descontextualizado sino que se convierte en un dialogo abierto sobre el mundo.

Previamente a la tertulia, los niños y niñas pasan por una experiencia subjetiva con el texto. A partir de sus vivencias personales, conocimientos previos y su interpretación escogen una parte que desean compartir con sus compañeros, sociabilizando con todos sus reflexiones e interpretaciones. A medida que avanzan en la lectura del libro empiezan a reinterpretar más allá de la tertulia, hacen una reflexión más crítica del texto y se potencia la comprensión lectora. También vemos como al dar la posibilidad de que todos los alumnos tengan su turno de palabra trabajamos la expresión oral, la escucha activa, se valoran y respetan las opiniones de los demás, desarrollando de esta manera una serie de habilidades comunicativas que nos ayudarán a elevar el nivel cultural y de aprendizaje del alumnado.

La selección de los textos tampoco es causal. Elegimos obras clásicas de la literatura universal para aficionar a los niños a este tipo de lecturas. Estas obras aportan conocimiento, aumentan el vocabulario, mejoran la comprensión de hechos y situaciones históricas y, en definitiva, constituyen referentes culturales de primer orden. A continuación se ofrecen algunos ejemplos de obras: David y Goliat, El flautista de Hamelín, La cigarra y la hormiga, La tortuga y la liebre, El pastor y el lobo, El león y el ratón, Aladino, Hansel y Gretel, La ratita de campo y la ratita de ciudad, Rapunzel, Los tres cerditos, Caperucita roja, El gato con botas, La cabaña del tio Tom, La Odisea, La Eneida, Tirante el Blanco, Robinson Crusoe, Cuento de Navidad, Frankestein, El lazarillo de Tormes, El Quijote, Las leyendas de Bécquer o Novelas ejemplares de Cervantes. Son sólo algunos ejemplos de libros clásicos que se pueden trabajar en las  aulas de Educación Primaria.    

En definitiva, gracias a este nuevo enfoque de la enseñanza en nuestras aulas estamos logrando muchos cambios significativos en cuanto a rendimiento académico y resolución de conflictos; es cuestión de comenzar a implantar estas actuaciones de éxito para comprobar los resultados tan efectivos.

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