IES Maestro Juan de Ávila, un Instituto Histórico

Museo Julia Muela.

Biblioteca.

Caja ciclo vital de los lepidópteros.

Gacela común (Gazella dorcas).

Ganga ortega (Pterocles orientalis).

Caja con lanas.

Espectómetro.

Barómetro Tonnelot.

Después de muchos trámites, durante al menos 6 años —documentados en el archivo General de la Administración Civil del Estado de Alcalá de Henares— el 1 de noviembre de 1843 es inaugurado el instituto de Segunda Enseñanza de Ciudad Real.

Meses antes, el 9 de febrero, en la Gaceta de Madrid del 11 del mismo mes, se publica la orden de creación del instituto, con todos los detalles de las asignaturas y profesores, la financiación, etc. Sin que esté atestiguado, creemos que Baldomero Espartero, regente del Reino, y natural de Granátula de Calatrava, imprimió un importante impulso político a la creación del instituto de Ciudad Real.

Cuando se solicita la creación del instituto, ya se piensa en el Convento de los Mercedarios, desamortizado unos años antes, como la mejor sede para su ubicación, y así se concede.

Encontramos que para la financiación inicial se concedieron 81 000 reales de vellón, de los que 70 000 estaban destinado a nóminas y los otros 11 000 a la biblioteca y material de oficina. Los problemas de financiación parecen haber sido la causa de que el centro no se inaugurara en 1841, como estaba previsto, retraso que provocó después dos errores  en las celebraciones de los 100 años (1941) y 150 años (1991) de la inauguración respectivamente.

Por el instituto han pasado miles de alumnos. La matrícula del primer curso, según el estudio de Ángel Jara, fue de 82 alumnos, pasando cuarenta años después a 300. Hasta el año 1963 en sus aulas estudiaban chicos y chicas, aunque eran mucho más numerosos los primeros, por las circunstancias del momento. De hecho no encontramos la primera alumna registrada hasta 1863, se llamaba Consuelo Daimiel Cabañero, si bien faltan datos anteriores a 1858.

Contaba el instituto con un Colegio de Internos, que estuvo abierto desde 1848 hasta 1877 y que se financiaba con las aportaciones de los alumnos y subvenciones de la Diputación; además también se encontraba en el centro una estación meteorológica.

Una parte importante en esta primera sede, y desde luego muy visible, era el hermoso jardín que precedía al edificio, hoy plaza de los Mercedarios. Se usó como escuela de botánica, según las memorias.

El convento de los Mercedarios, ya instituto, debía de ser el edificio de la época más importante de la ciudad, por lo que fue elegido y acondicionado para servir de residencia real en dos ocasiones, la primera de ellas el 9 de diciembre de 1866, para la reina Isabel II; la segunda en 1879, para Alfonso XII.

En el centro convivieron con los alumnos del instituto, a principios del XX, estudiantes de magisterio, de una escuela elemental de agricultura y de una escuela de obreros. En el curso 1900-1901 el instituto pasó a llamarse Instituto General y Técnico.

Una fecha relevante para la historia del instituto fue la de 1941. En mayo de este año se celebró el primer centenario del nacimiento de la institución, con actividades especiales, concursos, excursiones, y la publicación de una revista que recogía los trabajos premiados de los alumnos, un artículo del director, José Balcázar, y otro del ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín. Y lo que es más importante, se solicitó para el instituto el nombre de Maestro Juan de Ávila, que se concedió y aún conservamos.

Un segundo instituto se crea en la capital en 1963, el Femenino, al amparo de la nueva legislación que separa a los alumnos y a las alumnas. Para este instituto se construye un aulario anexo al Maestro Juan de Ávila, desde entonces con el sobrenombre de Masculino, en la calle Rosa. Pero el aumento del alumnado dejó insuficiente el espacio para ambas entidades, construyéndose un nuevo edificio en los terrenos de la Granja Agrícola, al que se trasladan en 1967 los alumnos del ya Maestro Juan de Ávila, junto con expedientes, laboratorios, gabinete de Historia Natural, biblioteca, etc.

En 1985, bajo la coordinación de Julia Muela Delmas se trabaja en la organización del actual Museo de Ciencias Naturales, que se abre en 1987 y que  llevará su nombre; para él se adecuó un aula, que pronto se quedó pequeña.

En esta segunda etapa nacieron un grupo de teatro, con alumnos y profesores, que se ha ido renovando y sigue sus actividades, y el coro, al principio con profesores y hoy con miembros de todos los estamentos de la comunidad educativa.

Pero los cambios de las leyes educativas, con nuevas asignaturas que demandaban aulas específicas y, sobre todo, la llegada de los alumnos del primer ciclo de ESO, provocó la necesidad de nuevos espacios, construyéndose un nuevo edificio en los mismos terrenos: el tercero para el Maestro Juan de Ávila.

En el curso 2005-2006 estrenamos el nuevo centro, que se ajusta a los criterios educativos reglamentarios y que se  adapta, además, a las peculiaridades del instituto: un salón de actos que se utiliza entre otras cosas para las actuaciones del grupo de teatro, el coro y el grupo de recitación-musical; una biblioteca adecuada  para recoger el Fondo Antiguo que tiene el centro y que sobrepasa los 4300 ejemplares; y una sala especial para  el museo de Ciencias Naturales, que se inauguró en 2007.

En el año 2014 la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha crea la figura de Instituto Histórico, que fue solicitada por nuestro instituto y concedida, atendiendo no solo a los años de antigüedad del centro, sino también a que conserva un importante patrimonio, que cuida y divulga.

El patrimonio del Maestro Juan de Ávila lo componen tres apartados:

A. El Archivo, compuesto por todos los documentos generados por el centro en su ya larga vida, aunque no está completa. Esta documentación nos da mucha información sobre el instituto relativa tanto al funcionamiento diario como a los protagonistas de su historia, profesores, alumnos y personal no docente que han pasado por sus dependencias.

B. La Biblioteca “Alfredo Róspide”, que echó a andar con los libros procedentes de los conventos desamortizados de la capital y provincia, incrementándose después con adquisiciones del centro, aportaciones de los Ministerios y donaciones. Entre los años 1896 y 1926 fue biblioteca pública y a partir de esta fecha vuelve a quedar únicamente como biblioteca del instituto, ya que la Diputación habilitó un nuevo espacio para la biblioteca pública; en 1900 contaba ya con 10 000 volúmenes. En la actualidad tiene en su catálogo más de 20 000 ejemplares, de los que unos 4300 son considerados Fondo Antiguo.

 El origen del actual Fondo Antiguo son las adquisiciones que se hicieron cada curso, el reparto periódico por parte del Ministerio de Fomento y algunas  donaciones, entre las que destaca la de los hermanos Clemente y López del Campo, José Patricio y Manuel.

El Fondo Antiguo de la biblioteca aparece en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico. Sus catalogadores encontraron aquí 483 ejemplares que no estaban entre el millón de volúmenes que tenían contabilizados.

La Biblioteca lleva el nombre del profesor Alfredo Róspide, catedrático de griego, director del instituto y encargado de la misma muchos años, quien, al fallecer, legó sus libros al centro, 840 ejemplares, buena parte de ellos  sobre historia, cultura y lenguas clásicas.

C. El Museo de Ciencias Naturales “Julia Muela”

Los materiales que se encontraban en el instituto procedentes del gabinete de Historia Natural y del departamento de Física y Química, los envíos del Ministerio, los minerales y otros objetos de la Exposición agrícola que se celebró en Ciudad Real en septiembre de 1859, una colección de moluscos procedentes del Pacífico, regaladas por el gobierno en el curso 1868-69, la colección de conchas de moluscos de Filipinas donada por los hermanos Clemente y López del Campo en 1912, todo este conjunto fue reunido, revisado y catalogado por los profesores Julia Muela y Tomás Redondo en 1985; a todo ello se sumaron otras donaciones de profesores y alumnos, entre las que se puede destacar la colección de más de 1000 ejemplares de lepidópteros de Alberto López Villaverde.

La colección está formada esencialmente por animales naturalizados o conservados en formol, de finales del s. XIX y principios del XX, preparados por taxidermistas de la talla de Dutchen, J. M. Benedito, M. Sánchez, J. Sánchez Bermejo, Severini o Darder, una  colección de gran calidad, a juicio de los técnicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales que la revisaron en 2006, con ocasión del último traslado; tiene, además, el valor añadido de no existir muchas de este tipo en España; sería también prácticamente imposible reponer las piezas en caso de pérdida o deterioro, al no existir ya su preparador.

El museo también contiene materiales didácticos históricos, como modelos de escayola, de la casa Emile Deyrolle en París, adquiridos a finales del siglo XIX y comienzos del XX; litografías en color de plantas, realizadas por Justo Salinas, incluidas en la carpeta Flora Forestal Española (Laguna, 1890); láminas murales de Achille Comte, de botánica, geología y zoología, adquiridas durante el curso 1863-64; un algario procedente del Jardín Botánico de Madrid o cajas de cultivos agrícolas, lanas, pieles, pelo y materiales de construcción, originarios de Chile, Argentina, India, Australia, Inglaterra, Francia y España.

Un apartado especial se reserva al material de laboratorio de Ciencias Naturales (cráneos humanos, microscopios y preparaciones microscópicas, placas de cristal con  imágenes de algas, plantas, histología vegetal, geología y maquinaria, todo del XIX) y de Física y Química (un voltímetro, un esferómetro, una bomba de vacío, un metrónomo, un armario de madera con barómetro Tonnelot, un espectrómetro, varias balanzas de precisión, un calorímetro o diapasones, etc.).

Baste este resumen para dejar constancia del rico patrimonio que guarda nuestro Instituto, que nos habla de las maneras de llevar a cabo las labores docentes, de las metodologías de la época, a través, por ejemplo, de los instrumentos del gabinete de Física y Química o de las muy diversas piezas del gabinete de Historia Natural, hoy recogidos todos en el museo Julia Muela; o de la organización y del día a día del centro, información que podemos extraer de los diferentes libros de actas y registro que componen el archivo; o de las fuentes en las que profesores y alumnos encontraban información para su quehacer diario, depositadas en la actual biblioteca Alfredo Róspide.

Todo este material está a disposición de toda la comunidad educativa y con él profesores y alumnos, investigadores y demás personas interesadas pueden conocer, estudiar y valorar la segunda enseñanza en Ciudad Real desde mediados del XIX y, por qué no, la propia historia de Ciudad Real, su gente, su vida económica, social y política, etc.

El grado de conservación de este patrimonio es dispar: junto a piezas muy bien conservadas, tenemos otras que necesitan restauración, que no podrá llevarse a cabo sin la ayuda de la administración educativa.

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