Premiados del Día de la Enseñanza 2017 en la categoría de Centros Educativos

 

IES Brianda de Mendoza, tradición y modernidad para una formación integral 

El IES Brianda de Mendoza de Guadalajara es el centro más antiguo de la capital y de la provincia y cuenta con el mayor número de alumnado matriculado. En este centro se aúnan avances tanto en el plano del alumnado como en la oferta de enseñanzas, que abarcan, prácticamente, todas la posibilidades que se dan en la región (ESO, Bachillerato, enseñanza en todos los turnos, Ciclos Formativos tanto presenciales como a distancia…). Además de todo ello, ha sido reconocido, recientemente, como instituto histórico.

El “Brianda de Mendoza” es el centro de Educación Secundaria con mayor tradición de la capital alcarreña. El peso de la historia del centro ha sido un acicate para sus responsables, que han querido estrechar los vínculos entre el propio Instituto y la sociedad civil de la ciudad. Este proceso se ha llevado a cabo, siempre, a través de iniciativas singulares que han hecho, de la extensión educativa y cultural, uno de los signos diferenciales del centro y un empeño permanente de sus responsables.

El centro, por tanto, permanece abierto y activo durante todo el día, con iniciativas vespertinas que prolongan y completan la formación y las experiencias culturales del alumnado y del resto de la comunidad educativa mucho más allá del horario lectivo. Una muestra de ello son los Juegos Greco-Romanos, un proyecto integrado que nació hace unos años con la intención de dar una mayor visibilidad pública a las asignaturas de Latín y de Griego.

Después, se sumaron los miembros del Departamento de Ciencias Sociales, Geografía e Historia, con la intención de ahondar en los signos culturales del mundo clásico que perviven como rasgos intemporales de nuestra cultura. El grado de implicación, como es común en los programas que se llevan a cabo en en este Instituto, fue creciendo por parte del profesorado y, de manera paralela, iba acrecentándose la atención por parte de la comunidad educativa. En la actualidad, el proyecto se ha ido articulando hasta adentrarse en el Museo Provincial, y hasta el punto de celebrar una jornada en que todo el profesorado se disfraza con atuendo greco-romano para celebrar una fiesta de la Antigüedad clásica, a la que son invitados otros tres centros de la provincia. Esta vocación por ahondar en las señas de identidad del entorno, por crear arraigos culturales entre el alumnado y el resto de la comunidad educativa, es lo que, en palabras de su director, Juan Antonio Leal, “distingue la labor de un Instituto de la de una academia”. Esa vocación formativa integral es ya proverbial en el “Brianda de Mendoza”, donde las exposiciones en busca de un mayor conocimiento del patrimonio histórico o la creación de la emisora escolar Radio Arrebato en el 150 aniversario de la fundación del centro hablan, por sí mismas, de la importancia que se le concede a la tradición, a la historia, y, en general, a la cultura, dentro de este centro educativo.

 

IESO Princesa Galiana, la acertada y permanente respuesta de un centro a su entorno 

El IESO Princesa Galiana de Toledo desarrolla desde hace seis años el proyecto “Galiana Presenta”, en el que participa toda la comunidad educativa (alumnado, docentes, familias y asociaciones y entidades del entorno). En sus seis ediciones, ha cosechado reconocimientos de numerosas instituciones y entidades. El profesorado del centro es un ejemplo de que la labor educadora se ejerce, por vocación, a tiempo completo y con total entrega.

Según atestiguan los responsables del IESO Princesa Galiana de Toledo, el nacimiento del mismo dio inicio a una etapa de asentamiento en el entorno que no fue nada sencilla. El alumnado del “Princesa Galiana”, como el conjunto de la comunidad educativa del barrio toledano de Santa Bárbara, mostró, siempre, un hondo sentimiento de pertenencia al propio barrio, por lo que los responsables del centro educativo tuvieron que perseverar para que el propio centro fuera percibido como una parte importante del entorno. Sin embargo, conscientes de que se trata de un barrio donde se da un predominio de la clase obrera y donde, además la diversidad está muy marcada, el profesorado del IESO, se planteó dar la respuesta educativa al tejido social de Santa Bárbara. Con veintiuna nacionalidades diferentes y un porcentaje de alumnado extranjero que ascendía al 23% del total, se imponía, como necesidad apremiante, crear un clima integrador de convivencia que sirviera de asentamiento a un proyecto educativo que tuviera en cuenta la diferencia y que aspirara a desarrollar todas las potencialidades del alumnado. De este modo, se pensó en llevar a cabo programas de refuerzo y acompañamiento, fuera del horario lectivo, que permitieran superar la desigualdad de una población cuya extracción social no permitía cubrir los gastos de actividades extraescolares, como es común en otros barrios de la ciudad. Ese paso, a su vez, implicó que el centro se extendiera por el barrio y que el barrio penetrara por completo en el centro, de tal manera que la participación, la implicación colectiva y el espíritu de equipo es lo que define, en la actualidad, el talante de un centro que, en su momento, apeló a la potenciación del impulso creativo como medida de atención a la diversidad y que ha hecho, de ello, en el presente, una seña de identidad, puesto que es uno de los pocos centros de la provincia que ofertará, a partir del próximo curso, el Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza.

 

CEIP San Fulgencio, innovación educativa en un centro convertido en una familia educadora 

El Colegio de Educación Infantil y Primaria San Fulgencio de Albacete desarrolla el proyecto “Escuela Abierta”, para que  los universitarios, futuros docentes, conozcan el entorno real de la escuela y puedan realizar prácticas durante su formación. Al mismo tiempo, en coordinación con los docentes del centro, realizan proyectos de innovación que enriquecen y mejoran los procesos de enseñanza y aprendizaje del alumnado del centro educativo.

Pocos podían aventurar, hace apenas siete años, que el CEIP San Fulgencio de Albacete podría llegar a convertirse en uno de los centros más admirados y demandados de la ciudad. Emplazado en un entorno urbano periférico, con un modelo demográfico de pirámide invertida, es decir, con escasísimos nacimientos y una población en proceso de envejecimiento progresivo, todo apuntaba a un próximo cierre por falta de alumnado. El estallido de la crisis económica intensificó esta situación de alarma, puesto que buena parte del alumnado, de veintitrés nacionalidades distintas, regresó a su país de origen en busca de una nueva oportunidad de vida. La respuesta del profesorado ante esta posibilidad fue una apuesta decidida por la innovación educativa. La conversión del centro en una sección bilingüe en esos años pasó a ser una experiencia pionera, que fijaba el rumbo para otros muchos centros que habrían de sumarse, después, a ese modelo. Por lo demás, otras iniciativas adoptadas tuvieron un cariz tan renovador y sorprendente que despertaron ciertos recelos por parte de las familias del alumnado. Para vencer las reservas, se optó por involucrar a las propias familias en el desarrollo del proyecto educativo del centro, lo que constituyó un acto de confianza en la participación y una muestra de confianza en la idea colectiva de educación que está presente en el concepto mismo de comunidad educativa. El resultado de todo ello no es que las familias participen de la vida del centro, sino que el centro funciona como una familia en que los 18 maestros que integran el Claustro conocen a todo el alumnado y a sus progenitores o representantes legales. En ese clima de concordia y de cooperación, es frecuente que los problemas domésticos tengan una solución en el seno del propio centro. Todo ello lo ha convertido en un paradigma de los colegios de la ciudad.

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