Queremos compartir cómo nuestro Colegio Concertado Nuestra Señora de la Consolación de Villacañas ha venido desarrollando un Plan de Innovación desde hace nueve años para poder llevar a cabo una manera distinta de enseñar. Dicho Plan contempló tres fases: implantación, perfeccionamiento y consolidación. Estas fases a su vez se sustentaban sobre cuatro pilares para poder impulsar y potenciar cualquier metodología: motivación, apertura, organización y evaluación. Dichos pilares se trabajan en las distintas fases de manera cíclica y constante en cada una de las metodologías que íbamos y vamos implantando.
Nuestro reto sigue consistiendo en introducir todas y cada una de las metodologías que se llevan a cabo en nuestro centro siguiendo estas indicaciones.
Después de grandes momentos de reflexión, dialogo y formación, nos dimos cuenta que nuestra mejor herramienta para hacer viral nuestro Plan sería llevar a la práctica las intuiciones de María Rosa Molas, nuestra fundadora, a través de la innovación. Con la finalidad de desarrollar al máximo las capacidades de nuestros alumnos, atender sus fortalezas y dificultades y poder dotarles de herramientas para desarrollar las competencias del siglo 21, tales como la autorregulación, el desarrollo crítico y creativo, el esfuerzo y como no, el trabajo en equipo. Para ello empezamos a innovar a través de una metodología cooperativa en las etapas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, con el objetivo de integrar, de consolar, de ayudar al que no sabe y de poder dotar a nuestro alumnado de herramientas y recursos necesarios para ser un ciudadano competente en esta época de cambios.
A lo largo de este tiempo hemos tenido la suerte de ir poco a poco recopilando evidencias para poder compartirlas con el resto de centros que han creído y confiado en nuestra manera de trabajar. Gracias a ellas otros centros de nuestra congregación y de otras congregaciones disfrutan de cómo se vive esta metodología. En nuestro centro los alumnos no solo aprenden juntos, sino que además aprenden unos de otros, de manera que el conocimiento de uno enriquece y acrecienta el de los demás. Esta metodología implica una gestión del aula distinta, que aúna distintos modelos metodológicos que hacen del alumno el verdadero protagonista de su aprendizaje. Para ello insertamos dentro del aprendizaje cooperativo el aula invertida, la taxonomía de Bloom, los paisajes de aprendizaje, las inteligencias múltiples, la gamificación, la cultura de pensamiento, los códigos Qr, el ABP, los blogs educativos y un largo etcétera. Esta variedad de modelos pedagógicos que están invadiendo nuestras aulas han generado una manera distinta de evaluar. En estos momentos valoramos muchísimo más los procesos, la actitud de servicio del alumno hacia sus compañeros y el esfuerzo y compromiso que tienen en su quehacer diario. Tenemos muy claro que nuestros alumnos muestran sus capacidades y habilidades de distintas formas, de ahí que la evaluación que llevamos a cabo en las aulas deja de ser algo puntual para pasar a ser un proceso diario, donde evaluamos sus logros, progresos, actitudes…
Todos sabemos que el aprendizaje cooperativo constituye una opción metodológica que valora positivamente la diversidad y que debe estar en actualización constante. De ahí que en estos tres últimos años estemos disfrutando esta metodología de una manera más lúdica y atractiva a través de las TICs y la gamificación en el aula. Pasillos y zonas comunes se han convertido en espacios de aprendizaje. Afortunadamente ya no solo se aprende en el aula, ahora aprendemos en cada uno de los rincones que hay en el colegio, ya que en ellos aparecen proyectos de los alumnos, contenidos, retos, ideas… Nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene el juego en el aprendizaje de nuestros alumnos, gracias a él se muestran más motivados, más implicados con el aprendizaje y son capaces de retener y conectar lo aprendido con el resto de asignaturas y materias de una manera más eficaz.
La mejor forma de impulsar este estilo metodológico es mirando nuestras aulas como verdaderos lugares de convivencia. Lugares donde el aprender y el vivir sean lo mismo, donde las experiencias personales sean valoradas, donde podamos utilizar tanto el potencial individual que hay en cada alumno como el grupal, con el fin de crear continuos espacios de reflexión, interacción simultánea y participación equitativa.
Nuestro reto es que nuestros alumnos sean capaces de llevar a la práctica las distintas habilidades y herramientas cognitivas, digitales, sociales y emocionales para hacer de ellos personas capaces de generar consuelo, ilusión, esperanza y creatividad.