“Ante el grave problema del desempleo juvenil, es necesario un sistema educativo que prepare a los jóvenes según las necesidades de la empresa”.
El desempleo juvenil en Europa se ha convertido en un problema muy importante que urge resolver. La crisis económica ha dejado su huella en unas tasas de paro en el colectivo de los más jóvenes que urge solucionar lo antes posible.
Bien es cierto que no ha afectado a todos los países por igual, ya que el prestigio social de la Formación Profesional, la implantación de la formación dual y el apoyo de los interlocutores sociales han hecho que se haya vivido de forma muy diferente. Mientras en Alemania la tasa de paro del colectivo más joven es del 8%, y en Holanda es del 11%, en España es del 55%. Y no sólo contamos con una tasa muy alta, sino que además ha sido la que más ha crecido.
Pero, ¿qué factores han llevado a presentar una situación tan grave?
El análisis de la realidad nos pone de manifiesto diferentes aspectos y problemas que afectan de lleno a los más jóvenes, y que conviene detallar:
- El tipo de sociedad en la que vivimos. Estamos ante una sociedad vertiginosamente cambiante, donde el ritmo de aceleración tecnológica nos hace vivir prácticamente en incertidumbre permanente. Además, la hiperconectividad, y la explosión de los países emergentes, están haciendo que el nivel de innovación crezca de manera exponencial, afectando a todos los sectores, y a los diferentes modelos de negocio actuales. La robótica, la impresión en 3D, Big Data, energías renovables, economía colaborativa, e Internet de las cosas, entre otros, nos marcan el camino. El resultado de esta situación es un avance total de las Tecnologías de la Información y Comunicación, y un incremento de la competitividad.
- El sistema educativo. El sistema educativo español ha sufrido muchos cambios de rumbo y esto sólo provoca desorientación en lo que debe ser uno de los pilares básicos de un país. Lo ha sido siempre, pero ahora lo es más: un sistema educativo debe preparar a los jóvenes para vivir en plenitud, y en particular, para dar respuesta a las necesidades del mundo empresarial. Es obligatorio que actualice los currículos y que forme a los jóvenes de tal manera que puedan incorporarse al mercado de trabajo y ser útiles para la sociedad. Una de las consecuencias de este hecho es el escaso reconocimiento social de la Formación Profesional, que, en general, se considera la opción para aquellos que no pueden superar Bachillerato o estudios universitarios.
- Las empresas. En nuestro entramado empresarial, destacan por número las pequeñas y medianas empresas. Además, en muchos casos, como por ejemplo en nuestra región, hay una gran dispersión geográfica, que impide la puesta en marcha de una formación dual que funcione a pleno rendimiento. En general, la empresa se convierte en mero receptor del alumnado de Formación en Centros de Trabajo, sin más implicaciones en el proceso.
- El alumnado. Quizás este hecho es el más importante de todos, porque se debe al resultado de los puntos anteriores: con la tasa de abandono temprano más alta de Europa, en torno a un 23%, muchos chicos abandonan el sistema educativo sin formación y sin posibilidades de futuro. Se estima que en 2020, nueve de cada diez alumnos, deberán tener formación específica para desempeñar su puesto de trabajo. Con las tasas de paro que manejamos, estamos ante una situación grave de falta de integración por déficit de cualificación.
En este sentido, y tras identificar los problemas reales del paro juvenil y los hechos que los han motivado, podemos esbozar algunas posibles soluciones para su reflexión:
- Potenciar la Formación Profesional. La sociedad exige mayor formación, pero sobre todo, exige mayor formación en los puestos medios. En este sentido, creo conveniente mencionar que:
- Es injusto un sistema que gasta en formar universitarios, para volver a gastar en su reciclado. El mayor gasto debe destinarse a los que menos formación tienen, y ahí, la Formación Profesional puede jugar un papel fundamental.
- Además, y según datos del sistema de Formación Profesional del País Vasco, empieza a haber problemas para encontrar personal adecuado, debido a la búsqueda, por parte de las empresas, de perfiles con formación, experiencia y actitud, para hacer frente a los retos de un mundo globalizado. En este sentido, apuntamos a la importancia de la formación dual, que abordaremos después de forma específica.
- Mayor apoyo a las PYMES, sobre todo de los sectores por lo que queremos apostar. La idea es apostar por sectores estratégicos, para que después se puedan atraer inversores.
- Fomento de proyectos Erasmus+ que aporten mayor valor a la formación de nuestro alumnado.
- Mejorar la formación del profesorado. En esta sociedad, donde el conocimiento cambia de un día para otro, es más necesario que nunca, un plan de formación claro y preciso. Me estoy refiriendo a:
- Un plan de formación específico para Formación Profesional, para estar actualizado no sólo en conocimientos técnicos, sino también en nuevas metodologías. En Formación Profesional será clave el uso de simuladores, juegos serios, y un uso intenso de las TIC.
- Pero además, considero adecuado que la formación también pueda conseguirse mediante prácticas en empresas,
- E incluso a través de la obtención de experiencia en proyectos de emprendimiento. Este último punto no es posible debido a la normativa, pero sin duda alguna, sería un plus muy interesante para muchos docentes.
- Invertir en Tecnologías de la Información y Comunicación. El trabajo de nuestro alumnado se va a desarrollar con máquinas y herramientas, y será necesariamente mediante equipos informáticos. La tecnología juega un papel clave en la actualidad, y el sistema educativo debe dar respuesta a esta necesidad. La renovación de equipos informáticos de los centros debería ser una prioridad en cualquier política educativa.
- Apostar claramente por el emprendimiento. Y me refiero tanto el emprendimiento para montar tu propia empresa, como a los intraemprendedores. El desarrollo de habilidades blandas, tales como la creatividad, la comunicación, la cooperación y la confianza, entre otras, son claves en la formación de nuestro alumnado. Tan importante es su cualificación para acceder al mundo del trabajo, como que sepan adaptarse a los nuevos tiempos, con una dosis muy alta de capacidad de aprendizaje, y sobre todo, de flexibilidad. En este sentido, el uso de metodologías activas, y ágiles, ayudarán a formar a alumnos preparados para un mundo totalmente incierto, un alumno que sea disrruptivo, que cuestione el modelo de negocio de su empresa, creativo, que trabaje por retos, y sobre todo que sea flexible y ágil.
- Formación Profesional Dual. Es necesario potenciar la formación dual porque es clave para poder adaptarse al mercado. Nuestra Formación Profesional presenta desajustes entre lo que se enseña y lo que demandan las empresas. Además, teoría y práctica no siempre van de la mano. Y si esto es así, con el intenso ritmo de cambio, lo va a ser más. Por eso, la formación dual puede convertirse en un gran exponente de nuestra Formación profesional. En este sentido, se hace preciso:
- Fomentar la colaboración entre empresas para intentar combatir el problema del tamaño.
- Apostar por mayor formación online, para intentar solucionar la dispersión geográfica.
- Mejorar, y mucho, la coordinación entre las diferentes comunidades autónomas en materia de políticas de empleo, sobre todo a través del SEPE.
Mucho, mucho camino por hacer, pero a la vez, muchas ganas de trabajar y conseguir este apasionante reto que tenemos por delante. Para ello, la coordinación entre los diferentes agentes implicados será clave, y en el centro, como pilar fundamental, el docente, que se enfrenta a un desafío sin precedentes.