El uso de los dispositivos móviles (tabletas y smartphones, entre otros) se hecho tan cotidiano, frecuente y hasta esencial en la vida de adolescentes y jóvenes que podemos afirmar que estos no alcanzan a imaginar cómo sería su vida sin uno de estos dispositivos.
Según el informe “Mobile en España y en el mundo. 2016”, elaborado por DITRENDIA -Digital Marketing Trends- , “los teléfonos móviles inteligentes en España, representan ya el 87% del total de teléfonos móviles, situándonos en primera posición en Europa. De hecho, tenemos más teléfonos móviles inteligentes que ordenadores: Un 80% de los españoles tiene un Smartphone, mientras que solo un 73% tiene ordenador. A este dato hay que añadir que en 2015, un 98% de los jóvenes de 10 a 14 años contaba ya con un teléfono de última generación con conexión a Internet”, teniendo en cuenta, además, que en España, los niños de 2 a 3 años ya utilizan habitualmente el móvil de sus padres.
Del mismo modo que esta circunstancia se ha convertido en una realidad más que evidente el mundo de la educación se viene resistiendo a la entrada de estos dispositivos en las aulas, llegando a estar prohibidos de forma explícita en la mayoría de los centros educativos.
Resulta paradójico que por una parte se reclama de los estudiantes que desarrollen competencias digitales y tecnológicas y por otra parte se deje fuera de las aulas las herramientas que constituyen el portal más importante de y para la comunicación social. Se habla incesantemente de la “Educación del siglo XXI” como paradigma de la educación mediada por la tecnología y sin embargo pensamos que la entrada de estos dispositivos en los centros supondría una grave distorsión de los procesos de enseñanza-aprendizaje, por lo que tendría de elemento disruptivo, de distracción del alumnado; como si nunca nos hubiéramos distraído con toda clase de juegos encubiertos, mensajes cifrados o no en notitas de papel y un sinfín de ensoñaciones y ausencias virtuales, mientras lo que se explicaba carecía de interés o resultaba poco significativo para nuestro entendimiento.
De este modo, el uso de dispositivos móviles sigue viéndose como sinónimo de aislamiento, distracción y en cualquier caso como pobre sustituto de las ricas interacciones que se producen entre profesores y alumnos y entre alumnos entre sí; así como un elemento perjudicial para los jóvenes por el hecho de facilitar el acceso a contenidos inapropiados y de proporcionar un entorno favorecedor de conductas no deseadas como el sexting (envío de mensajes con textos sexuales explícitos), incluso delictivas como el cyberbullyng (acoso en la red).
En cierta medida se puede afirmar que el estigma de los dispositivos móviles está directamente relacionado con la seguridad y con la dificultad para el control de su uso tanto en contextos educativos formales como no formales e informales.
Es cierto que todas estas consideraciones son válidas, pero no es menos cierto que las meras advertencias sobre sus peligros o la prohibición de su uso no solucionan el problema o desvanecen los riegos asociados, sobre todo teniendo en cuenta que los adolescentes y jóvenes los usan, sí o sí.
Como se propone en el documento “Turning on Mobile Learning. Global Themes”, publicado por la UNESCO, la tarea de los educadores es hacer propuestas de uso educativo que desplacen el uso de los dispositivos desde los espacios de marginalidad hasta convertirse en corriente central que aproveche su potencialidad para transformar los procesos educativos, proporcionando situaciones y contextos para un uso responsable de los mismos.
En este sentido, cada vez son más frecuentes las experiencias que a nivel de escuela o de forma institucional se vienen desarrollando para conseguir este propósito:
- El programa conocido como MoLeNet (Mobile Learning Network) en el Reino Unido, que ha inspirado, más recientemente, propuestas parecidas en distintos países como Dinamarca, Holanda, Paraguay, Singapur o Corea del Sur.
- En Sudáfrica el Proyecto MoMath (The Mobile Mathematics)
- Las iniciativas llevada a cabo en Sudamérica como la experiencia de la provincia de Mendoza, en Argentina, que ha provisto de teléfonos inteligentes a 350 escuelas para pilotar su proyecto (más información en este enlace).
En conclusión, se trata de plantear un debate centrado en cómo los dispositivos móviles pueden apoyar el aprendizaje de los alumnos, también en cómo nos permiten abordar objetivos educativos generales; todo ello gracias a la movilidad y sus funcionalidades que son únicas en cuanto a inmediatez de las interacciones, la facilidad de acceso a los dispositivos, así como a la información, recursos y contenidos que se ofrecen en la red.
En este sentido, estrategias, conceptos y enfoques como “Aprovechamiento de la nube”, “Bring your own device-BYOD-” (trae tu propio dispositivo) o “Flipped classroom” (la clase invertida), cobran pleno sentido para una educación más centrada en el alumno, más cooperativa, más significativa y sobre todo que se articula en contextos que superan el aula y el medio escolar.
APPS Y UN POQUITO DE LITERATURA: PARTICIPA EN UNA EXPERIENCIA CON “MENTIMETER”
MENTIMETER es una aplicación gratuita que permite interactuar de forma rápida con tu alumnado o con una determinada audiencia mientras haces alguna presentación. Con esta herramienta puedes elaborar pequeños cuestionarios para que sean contestados de forma inmediata utilizando dispositivos móviles (teléfonos o tabletas). MENTIMETER te ofrece de forma instantánea los resultados con la opinión o votación de los participantes por lo que estos se ven más implicados y motivados al formar parte de tu presentación o comunicación. En definitiva, esta herramienta se caracteriza por:
- Ofrecer respuestas de forma inmediata utilizando un smartphone o una tableta.
- Visualizar los resultados en tiempo real.
- No necesitar ningún procedimiento para registrar o administrar los resultados ya quedan grabados automáticamente.
Los tipos de cuestionarios que puedes crear son los siguientes:
a) De respuesta múltiple, es decir, ofreciendo a los participantes varias opciones para la respuesta.
b) Por escalas, lo que permite a los participantes valorar de forma graduada (1 a 5, 1 a 10) los diferentes ítems o cuestiones.
c) Preguntas de respuesta abierta. Los participantes pueden ofrecer su opinión sobre algún aspecto a considerar, de forma libre y anónima, utilizando hasta un máximo de 140 caracteres. Las respuestas pueden visualizarse en forma de nube de palabras.
d) 100 puntos. De esta forma, los votantes pueden distribuir dichos 100 puntos entre diversas opciones que se le ofrecen.
e) Eje dual. Se ofrece a los participantes la posibilidad de valorar los items expuestos de acuerdo con dos dimensiones (por ejemplo: esfuerzo-impacto, importancia-necesidad, esfuerzo-dificultad, etc.). Los resultados se ofrecen en un gráfico sobre dos ejes cartesianos.
Si quieres probarlo te propongo participar en “TU GARCÍA FAVORITO”. Se trata de distribuir 100 puntos entre los siguientes escritores según tus preferencias: Gabriel García Márquez, Federico García Lorca y Juan García Hortelano.
Puedes hacerlo yendo desde el navegador de tu móvil a la siguiente dirección: http://www.menti.com
Después se marca el código 776775 y procedes a efectuar tu valoración.
El resultado puede ser bastante predecible teniendo en cuenta que están en lid el García mítico, el García prestigioso y el otro, injustamente no afamado; pero esto tal vez sirva, además de para conocer la aplicación, para poner luz sobre la excelente obra narrativa del otro García, Hortelano; uno de los mejores escritores españoles de la segunda mitad del siglo pasado; aunque eso sí, poco conocido, poco leído.
De este modo, el próximo “Mentimeter” pueda ser para valorar algunas de sus obras: “Gramática parda”, “Tormenta de verano”, la impresionante “El gran momento de Mary Tribune” o la colección de relatos “Los archivos secretos”. O tal vez el próximo lo hagas tú para tu clase. ¡Adelante!